La nueva vida en CRISTO
Los seres humanos tendemos naturalmente a utilizar nuestro intelecto para formular razones para apartarnos de Dios en la vanidad de nuestra mente. La soberbia intelectual, la racionalización y las excusas alejan a la gente de Dios. No se sorprenda cuando encuentre personas que no pueden aceptar el evangelio: el mensaje le parecerá una locura a quienes desprecian el valor de la fe y solo confían en su propio intelecto.
Debería haber una diferencia notable entre la manera de vivir de los cristianos y la de los no creyentes; nosotros debemos vivir como gente de luz (Efe 5: 8). Pablo exhorta a los cristianos a que abandonen su antigua vida de pecado porque ahora son seguidores de Cristo. Aunque recibimos una nueva naturaleza al convertirnos en cristianos, no tenemos buenos pensamientos ni actitudes correctas automáticamente. Toma tiempo llevar una vida que imita el ejemplo de Cristo. A medida que caminamos con Dios, el Espíritu Santo obra en nuestra vida y renueva nuestros pensamientos y nuestras actitudes. Sí examina su vida desde que conoció a Cristo hasta ahora,¿puede notar que ha mejorado sus pensamientos, actitudes y acciones?
Nuestra antigua manera de vivir, o sea, cómo vivíamos antes de creer en Cristo, pertenece totalmente al pasado. Debemos olvidarnos de ella como nos olvidamos de la ropa vieja que botamos. Tomamos una vez y para siempre la decisión de aceptar el regalo de la salvación que Cristo nos da (Efe 2:8-10), pero también es un compromiso diario de no dejarnos llevar por nuestros viejos impulsos y deseos, sino a ponernos la nueva naturaleza que Dios nos da, a seguir la dirección del Espíritu Santo y a dejar que él renueve nuestra manera de pensar.
La Biblia no dice que no debemos enojarnos, pero sí qué debemos lidiar con nuestro enojo de manera apropiada. Si nos desahogamos descuidadamente, heriremos a las personas y dañaremos nuestras relaciones; sí reprimimos nuestro enojo, podríamos amargarnos y sentirnos abatidos. Pablo nos enseña que debemos lidiar inmediatamente con nuestro enojo en una manera que edifique nuestras relaciones en vez de destruirlas. Sí fomentamos nuestro enojo, le daremos la oportunidad al diablo para dividirnos.¿Está enojado con alguien? ¿Qué puede hacer para resolver la situación? Comience a reparar la relación antes de que el día llegue a su fin.
Podemos entristecer al Espíritu Santo por la forma en que vivimos. Pablo nos exhorta a eliminar de nuestra vida el lenguaje grosero u ofensivo, la amargura, el enojo descontrolado, las palabras ásperas, la calumnia y las malas actitudes hacia otros. Más bien, debemos ser amable y perdonar a los demás como Dios nos perdona a nosotros.¿Está usted entristeciendo o agradando a Dios con sus actitudes y acciones? Trate a sus hermanos con amor, así como Dios lo trato a usted con amor al enviar a su hijo a morir por sus pecados.
El Espíritu Santo en nosotros es una garantía de que le pertenecemos a Dios.
Dios nos perdona debido a su gran misericordia, No porque nosotros perdonamos a otros. A medida que adquirimos un mejor entendimiento de su misericordia, desearíamos ser como él. Debido a que hemos sido perdonados, perdonaremos a otros. Aquellos que no estén dispuestos a perdonar o no se han unido a Cristo, quién estuvo dispuesto a perdonar aún a los que lo crucificaron.
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